Un par de décadas sin verse y con un objetivo inconfesable, se reencuentran tres viejos amigos: un acaudalado triunfador nato, un músico perdedor que sobrevive combinando su arte con otros oficios variopintos, y un “ángel” del asfalto madrileño, mudo de nacimiento. Durante sus años mozos la música y su desparpajo les abrían algunas puertas y algunas piernas. Entre ellas las de Raquel. Ahora, veintitantos años después, el acaudalado triunfador decide que si la vuelve a tener volverán a su vida el amor, la música y la ilusión. Esta vez no la dejará partir.
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Podremos constatar que del cuarteto alguien es un impostor, o impostora. Esta persona supone que su engaño no tiene fisuras, pero en realidad todos saben de qué color es su mentira. Pasa que a estas alturas de la “comedia”, en esta constelación y con la música y la amistad protagonistas, hay cosas más importantes que develar la verdad.
Una obra sobre las apariencias, lógicamente sucede en un país donde “todo lo que brille es oro”. Este cóctel teatral se prepara con, nocturnidad, humor y música en directo.
Carlos Bernal. |