Película hermosa y terrible. La historia de estos niños del Kurdistán iraquí es de las que te agarra las tripas y te las retuerce. El campamento donde viven 80 familias está intentando conseguir alguna antena de TV para enterarse de las noticias sobre la inminente invasión norteamericana.

El peso de la historia la soporta una bandada enorme de niños, muchos huérfanos, bastantes mutilados, los cuales se organizan para conseguir algún dinero. El trabajo más habitual es limpiar los campos de minas y revenderlas.

Narrada con una naturalidad desarmante, la espontaneidad y frescura con que se desenvuelven los niños protagonistas te provoca un impacto enorme.
De hecho los niños nos enseñan que el ser humano se puede adaptar a cualquier circunstancia por terrible que sea. Hasta en las condiciones de precariedad más absoluta ellos se organizan y montan sus vidas.